El petróleo se agotará
probablemente antes de que concluya este siglo, o un poco después. Ninguno de
nosotros viviremos ese momento, quizás, pero no deja de ser perturbadora la
idea de que la humanidad se quedará sin su principal fuente de energía. Y
aunque se han desarrollado otras energías alternativas, no parece evidente cuál
de ellas ocupará el lugar de los combustibles fósiles.
Por eso el sorprendente invento
de cuatro adolescentes nigerianas ha provocado tanta admiración en el evento
Maker Faire Africa, que este año se celebró en Lagos. Las chicas se presentaron
con un generador de electricidad que utiliza la orina como combustible. ¿Y
acaso no será ese desecho de nuestro cuerpo la fuente más barata de energía
jamás concebida?
Según el blog de ese encuentro
anual de inventores africanos, el aparato funciona de la siguiente manera: se
vierte la orina en una celda electrolítica, la cual se encarga de separar el
hidrógeno; luego este gas pasa por un filtro de agua para ser purificado y de
ahí se almacena en un cilindro de gas; a continuación el hidrógeno es empujado
hacia otro cilindro de bórax líquido, que elimina la humedad, y finalmente ese
gas alimenta el generador. ¿¡Sencillo, eh!?
A los que desconocemos
profundamente la química u olvidamos aquellas entretenidas clases en la
escuela, llenas de símbolos, fórmulas y reacciones incomprensibles, nos
parecerá una maravilla tecnológica. ¿Imaginen cuántas personas podría disfrutar
de la electricidad si apenas necesitaran de su propia orina para alimentar los
generadores de corriente? Solo en Nigeria se estima que 162 millones de
personas viven a oscuras.
Sin embargo, expertos en la
materia ha cuestionado no sin delicadeza la invención de las adolescentes
africanas. En declaraciones a Wired, Oliver Warr, investigador de la
Universidad de Mancheste, señaló que difícilmente el artefacto producirá más
electricidad que la necesaria para separar el hidrógeno de la orina. Otro
problema mayor sería el almacenamiento seguro de ese gas tan explosivo.
Warr calificó la propuesta como
una "idea maravillosa" y elogió el interés de estas adolescentes en
convertir materias desechables en algo útil.
"Es un proyecto escolar, así
que no debemos tomarlo (tan en serio)", dijo a NBC la ingeniera química
Gerardine Botte, de la Universidad de Ohio. Botte destacó, no obstante, que la
idea de utilizar la orina para producir electricidad podría emplearse para
hacer más eficiente el tratamiento de aguas residuales.
Para Duro-Aina Adebola, Akindele
Abiola, Faleke Oluwatoyin y Bello Eniola este no sé seguramente el fin de su
carrera como inventoras. Esta primera idea, aunque insuficiente en su
aplicación práctica, avizora para ellas un futuro brillante en el mundo de las
ciencias.