Con la electricidad no se juega.
Cada año se producen en nuestro país 8.000 percances domésticos relacionados
con la electricidad, según el Informe DADO del Instituto Nacional de Consumo.
Además, las exposiciones térmicas y eléctricas son la séptima causa de
hospitalización en España.
Una máxima: ante la mínima duda
con un problema eléctrico, consultemos con alguien que sepa más que nosotros y
sigamos sus indicaciones; si no quedamos convencidos, recurramos a un
profesional, que siempre será lo más seguro.
Ante un accidente de origen
eléctrico, lo primero es mantener la calma y desconectar sin dilación alguna el
interruptor general o, en su caso, desenchufar el aparato. Para ello, quien
vaya a cortar el suministro debe situarse en una superficie seca y extremar las
precauciones, no sea que se convierta en víctima de un nuevo accidente.
Si no llega con la mano, puede
recurrir al uso de algún objeto seco y no metálico para desconectar la
electricidad. Solo una vez la corriente desconectada se puede tocar a la víctima,
si la hubiere. Lo más apropiado es llamar inmediatamente al servicio médico y
mantener al herido tapado y en postura cómoda hasta que llegue el personal
sanitario.
Baño y cocina: máxima precaución
Los lugares más peligrosos del
hogar en materia de seguridad eléctrica son el baño y la cocina, por los
cortocircuitos y descargas que se pueden sufrir cuando nuestras manos o cuerpo
húmedos entran en contacto con un aparato eléctrico, enchufe o interruptor.
Cocina y baño deben contar con
toma de tierra, y en la cocina los enchufes han de colocarse a más de un metro
de los grifos. Tampoco se pueden colocar interruptores, pero sí tomas de
corriente de seguridad o protegidas por diferenciales a un metro de la zona que
rodea la ducha o la bañera.
Cocina y baño deben contar con
toma de tierra, y los enchufes no cerca de los grifosLa tensión más común en
las casas es de 230 voltios, y es suficiente con una tensión de menos de 50
voltios recorra nuestro cuerpo para que haya riesgo de lesión, aunque la piel
no esté húmeda.
Una electrocución puede
originarse por contacto directo, cuando por ejemplo se toca un punto por el que
circula corriente (un enchufe), o indirecto, si se contacta con un punto por el
que no debe circular corriente pero que, por alguna razón, queda en tensión,
como un cable que hace contacto con un aparato.
La regla de oro para evitar este
tipo de accidentes cuando se manipula la corriente o cualquier aparato
eléctrico es tener las manos bien secas y no caminar descalzo o con los pies
húmedos antes de utilizar, enchufar o desenchufar cualquier aparato.
Tampoco se deben tocar aparatos
conectados a la red cuando se permanece dentro de la bañera o ducha, ni
utilizar electrodomésticos cerca del fregadero. Y siempre que se vaya a
manipular la instalación, se debe cortar el suministro eléctrico y comprobar la
ausencia de tensión antes de iniciar cualquier trabajo. Incluso cuando se
pretenda simplemente cambiar una bombilla, lo más seguro es desconectar el
interruptor automático.
La potencia justa y necesaria
Sobrecalentamientos, descargas,
cortocircuitos e, incluso, incendios pueden originarse si la potencia
contratada no se ajusta al consumo real de electricidad en un momento concreto
del día.
Si contratamos menos potencia el
interruptor de potencia saltará. El problema se agrava cuando esta situación se
da en una vivienda de las de instalación eléctrica antigua, ya que la sucesiva
conexión de aparatos modernos, algunos de los cuales precisan de una gran carga
de corriente para funcionar, se ha realizado sin adaptar la instalación a la
demanda de potencia actual.
Si contratamos menos potencia de
la necesaria, el interruptor de control de potencia (ICP) saltará siempre que
se pongan en marcha a la vez demasiados aparatos lo que acaba causando
problemas a la larga. Calculemos, sin apurar demasiado, cuántos aparatos
podemos -como máximo y sin excedernos-, encender a la vez.
Y los electrodomésticos
Los electrodomésticos también
merecen especial cuidado. Además de leer con atención el apartado relativo a la
potencia en las instrucciones, hay que desenchufarlos tras cada uso, y no
hacerlo tirando del cordón, sino de la clavija aislante. Otra precaución básica
es no utilizar aparatos con cables pelados, clavijas rotas o enchufes
deteriorados.